“En los últimos años he descubierto diferentes formas de bailar y diferentes razones para bailar. He descubierto que mientras estaba en casa, en el ‘estudio’ y en la discoteca, había un placer común a todos los contextos que me hacía seguir bailando. Con pocos o ningún testigo, entre el formalismo musical y la expresividad emocional sin limitaciones, surgía esta danza del placer. Esta danza sin vergüenza que tal vez sólo exista en el Teatro y sólo sea posible en el cruce de varios espacios, tiempos y motivaciones: la habitación, que asocio al tiempo de la infancia; la discoteca, que asocio a la adolescencia, y el ‘estudio’, que asocio a la edad adulta. En el Teatro lo asocio al tiempo presente de los invitados y del intérprete durante la representación.
Mientras bailo, esta sensación de danza es inmediata y de paso, simple y compleja, referencial y naif, seria y divertida, íntima y compartida, técnica e insospechada… todo a la vez”.
Creación e interpretación: David Marques
DJ en directo: Joe Delon (a partir de diversos autores)
Espacio escénico: Tiago Cadete
Vídeo: Diogo Brito
Vestuario: Tiago Loureiro
Ojo externo: Patrícia Milheiro
Dirección técnica: Gonçalo Alegria
Fotografía promocional: Ágata Xavier
Residencias: Estúdios Victor Córdon e EIRA/Teatro da Voz
Gestión y administración: Vítor Alves Brotas
Producción: PARCA con AGÊNCIA 25
Coproducción: PARCA y EIRA/ Festival Cumplicidades
Apoyos: Curtas de Dança 2019 – Festival DDD Dias de Dança (vídeo), Self-Mistake – Bolsa de Experimentação
David Marques (Torres Novas – Portugal, 1985), con base en Lisboa, trabaja como intérprete y coreógrafo. Estudió danza en la Escola Superior de Dança – IPL de Lisboa y continuó su formación como coreógrafo en el Centre Chorégraphique National de Montpellier (dirigido por Mathilde Monnier) becado por la Fundação Calouste Gulbenkian. Comenzó a desarrollar su trabajo coreográfico en 2007 con el solo Motor de busca, apoyado por EIRA. Se interesa por las cuestiones de la mirada y el tiempo, procurando crear espacios de relaciones improbables en sus trabajos. Con Ido Feder creó la trilogia Bête de Scène/Images de Bêtes/The Powers That B. Y con Tiago Cadete, Apagão, una pieza en la oscuridad. En 2017, presentó Ressaca en Culturgest en Lisboa y en 2019 desarrolló con un grupo de seis intérpretes la pieza Mistério da Cultura presentada en el 10º Festival Materiais Diversos en Minde y en la temporada de apertura del renovado Teatro do Bairro Alto en Lisboa. Ambas piezas fueron nominadas para el Prémio Autores ‘Melhor Coreografia’ de la Sociedade Portuguesa de Autores. Recientemente presentó en el Festival Cumplicidades el solo Dança sem vergonha, una colaboración con el DJ Joe Delon, con el artista visual Diogo Brito y con el escenógrafo/artista visual Tiago Cadete. Ha contado con el apoyo de la fundación Calouste Gulbenkian, de la Direcção-Geral das Artes y de la fundación GDA en la creación y difusión de la mayoría de sus proyectos.
En paralelo a su trabajo de creación, ha colaborado como intérprete en piezas de Loïc Touzé, David Wampach, Francisco Camacho, Filipa Francisco, Tiago Guedes, Lucie Tumova, Maya Levy y Hanando Mars (danza); de Raquel Castro y Tiago Vieira (teatro) y de Emily Wardill (artes visuales). Acompaña regularmente proyectos de otros artistas como ojo externo (Bruno Alexandre, Madeleine Fournier) y como asistente de ensayos (Filipa Francisco, Francisco Camacho, Loïc Touzé). Dirige laboratorios e imparte clases ocasionalmente en instituciones como la Escola Superior de Dança – IPL, Jerusalem Academy of Music and Dance o Danslab Bruxelles. Es fundador de PARCA.

Baila sin vergüenza, de David Marques, es un objeto artístico, particularmente interesante por aquello que anuncia. Si en la pieza anterior –Mistério da Cultura– el juego era desinstitucionalizar la cultura, y más precisamente, la cultura del poder, en este objeto mostrado ahora se trata de desinstitucionalizar el Teatro como ‘espacio del espectáculo’ y al espectador como consumidor. En esta danza, el bailarín invita a la gente a ir a verle bailar en su apartamento escuchando una playlist de música ‘de estar por casa’ (un excelente trabajo de Joe Delon). El dispositivo en su simplicidad coreográfica: a modo de entretenimiento, el bailarín bailando en este apartamento de diseño internacional y evocando movimientos orientalistas y mediterráneos sin ninguna finalidad narrativa. Alguna duración excesiva puede descentrar un poco el interés del espectador ocasional, que se compensa con la llamada para que todo el mundo baile, y esta fluidez de fronteras entre la danza, el artista y los visitantes y esta radical desacralización del escenario anuncian objetos nuevos para el futuro. António Pinto Ribeiro, 7 de marzo de 2020